Esta semana, el gobierno de los Estados Unidos anunció la decisión de eliminar algunos componentes de la estrategia existente para cumplir con sus compromisos climáticos en el Acuerdo de París. Las medidas de esta acción de la administración Trump incluyen la desmantelación del Plan de Energía Limpia, un componente clave del plan de los Estados Unidos para cumplir con sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El Plan de Energía Limpia se considera la acción más significante para tratar el cambio climático tomada en ese país. La decisión ignora las acciones y esfuerzos asumidos por compañías, estados, ciudades y comunidades a lo largo de la nación norteamericana que ya están realizando grandes progresos para crear un futuro alimentado por energías limpias, informa un comunicado de Fundación Vida Silvestre.
En un mundo más seguro gracias a los acuerdos entre los países, la decisión de hoy deroga el actual plan de los Estados Unidos para cumplir con el compromiso realizado en el Acuerdo de París, sin otorgar un reemplazo. Esta decisión está en desacuerdo con las acciones que las compañías, los estados, las ciudades y las comunidades de todas partes de Estados Unidos están realizando para crear un futuro impulsado por energías limpias, y que ahora deben tomar el mando climático de los Estados Unidos sin el apoyo de nuestro gobierno federal.», afirmó Carter Roberts, Presidente y Director general de WWF Estados Unidos.
Cerca del 40% de las emisiones de carbono de los Estados Unidos provienen de las centrales energéticas, y son una de las principales razones por las que ese país continúa siendo el contribuyente más importante, y de forma acumulativa, a la contaminación por carbono a nivel mundial.
Ante esta situación, las naciones líderes se unieron en los últimos años para hacer frente a la amenaza del cambio climático y crear los millones de puestos de trabajo nuevos que son necesarios para una economía de energías renovables. El liderazgo de los Estados Unidos resultó clave para alcanzar esto; ahora, más de 3,3 millones de estadounidenses son empleados en la construcción de vehículos con bajas emisiones de carbono, reduciendo el desperdicio de energía y proporcionando energía limpia a las comunidades. Esta cantidad supera a los empleados estadounidenses en el sector de los combustibles fósiles.
Las empresas estadounidenses también apoyan la acción contra el clima, con mil compañías (www.lowcarbonusa.org) pidiendo políticas de bajo carbono y cumplir el compromiso asumido en el Acuerdo de París. Para los ciudadanos también es importante: una encuesta de la Universidad de Yale, revela una mayoría de adultos en cada distrito apoyando la limitación de emisiones de dióxido de carbono por parte de las centrales operadas a carbón.
Deshacer el progreso de los compromisos estadounidenses para reducir la contaminación por carbono no solo perjudica el futuro de nuestros hijos y nietos, también socava nuestra capacidad de competir frente al masivo crecimiento de la demanda por energías renovables en todo el mundo. Como demuestra una encuesta reciente de la Universidad de Yale, la mayoría de los estadounidenses en todas partes del país, apoya las acciones para disminuir la contaminación de las plantas de energía fósil.», agregó Roberts.
Dificultar la capacidad de los Estados Unidos de cumplir sus compromisos climáticos internacionales afectará la trayectoria climática del mundo, pero no determinará su resultado final. Nuestra capacidad para cumplir la promesa del Acuerdo de París no depende de las acciones de un solo gobierno. En la COP22 realizada en Marrakech el año pasado, el presidente francés, Holland, dijo que el Acuerdo de París es un proceso ‘irreversible’. En ello estamos de acuerdo», dijo Manuel Pulgar-Vidal, Líder Global de la Práctica de Clima y Energía de WWF.
La velocidad y la magnitud del desafío climático siempre ha requerido soluciones globales de todas las partes de la comunidad internacional. A todos nos corresponde reafirmar nuestro compromiso por un futuro de energías limpias, y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Las empresas y las ciudades no están tardando en actuar; tampoco deberíamos hacerlo nosotros. Cumplir con el Acuerdo de París significa más puestos de trabajo, menos problemas de salud y un mayor acceso a energía más barata y más limpia. No tenemos tiempo que perder: el ímpetu está de nuestro lado, y juntos somos imparables”, apuntó Pulgar-Vidal.
En ese sentido, desde Argentina, debemos ser un ejemplo e impulsar iniciativas concretas contra el calentamiento global y reforzar las ambiciones al futuro para mantener el calentamiento por debajo de 1,5°C y evitar así los peores impactos del cambio climático.
Por eso, pese a las revisiones sobre las contribuciones de cada país, la Fundación Vida Silvestre Argentina manifiesta preocupación respecto a que el compromiso climático a 2030, asumido por nuestro país en la COP22 en Marrakech continúe considerando a la energía nuclear y a las grandes represas hidroelécricas, pudiendo estas últimas aumentar la generación de emisiones de alto impacto para el ambiente; así como el incremento de biocombustibles basados en cultivos, con una baja eficiencia de aporte de energía, que compiten con la producción de alimentos y promueven el corrimiento de la frontera agrícola. Por el contrario, el país tiene la oportunidad de explotar alternativas energéticas de gran potencial compatibles con el cuidado del ambiente: «sólo cumpliendo la ley Nº 27191 de Energías Renovables que estipula un 20% de fuentes renovables en la matriz energética para 2025, la Argentina superaría el compromiso asumido en París de conseguir el 12% a 2030 y un 8% adicional con apoyo internacional.» señaló Manuel Jaramillo, Director General de Vida Silvestre.
Respecto al uso de la tierra, la propuesta argentina puede desarrollar con mayor rigurosidad su compromiso en este sector, representante de la mitad de su matriz de emisiones debido a las altas tasas de deforestación, junto con la promoción de modelos agrícolas, ganaderos y forestales: iniciativas como el Manejo de Bosque con Ganadería Integrada (MBGI) del Ministerio de Agroindustria y la dirección de bosques permitirían un incremento en la fijación de carbono en bosques y suelo junto con la conservación de la biodiversidad y los ciclos de agua: «en este campo las medidas propuestas por la Argentina son muy genéricas y llama la atención la ausencia total de acciones para proteger los océanos, principales reguladores del clima mundial, en un país con más de 5.000 km de costa y aproximadamente 4.800.000km2 de mar argentino y océanos, de donde se obtienen recursos que se traducen en millones de dólares en inversiones y fuentes de trabajo. Los cambios en la política de Estados Unidos no deben hacernos cambiar la ruta prevista. Es fundamental que en este momento la Argentina no sólo continúe su proceso de revisión de los compromisos asumidos para aumentar su compromiso climático sino que además necesitamos que las acciones previstas se comiencen a implementar y a monitorear sus resultados», advierte Jaramillo.