Según el Allianz Risk Barometer 2025, el riesgo cibernético, con el 38% de las respuestas, es el principal peligro para las compañías en 20 países. Entre ellos, Argentina, Alemania, Francia, el Reino Unido, los Estados Unidos, India y Sudáfrica.
De acuerdo con lo publicado por INESE, dentro de los ciberriesgos, más del 60% de los encuestados indicó la violación de datos como la mayor preocupación, seguida de los ataques a infraestructuras críticas. La inteligencia artificial extrema esos riesgos, pero a su vez puede mejorar la ciberseguridad.
La interrupción de la actividad empresarial es otro riesgo significativo, que ocupa el segundo lugar en importancia para las empresas, con el 31%. Esta interrupción puede ser consecuencia de desastres naturales, ciberataques o interrupciones en la cadena de suministro, provocando grandes perjuicios económicos.
Las catástrofes naturales se mantienen en la tercera posición, con el 29%. Los cambios en la legislación y regulación se encuentran en la cuarta posición, con el 25%. En tanto que el cambio climático es otro riesgo creciente, que ascendió al quinto puesto, con un 19%.
También son preocupaciones importantes los incendios y las explosiones (17%); los desarrollos macroeconómicos (inflación, deflación, políticas monetarias, programas de austeridad), con 15%; la evolución del mercado (competencia intensificada/nuevos participantes, fusiones y adquisiciones, estancamiento del mercado, fluctuación del mercado), con 14%; los riesgos políticos y la violencia (inestabilidad política, guerra, terrorismo, golpe de estado, disturbios civiles, huelgas, disturbios, saqueos), también con 14% y las nuevas tecnologías (riesgo de impacto de la inteligencia artificial, máquinas conectadas/autónomas), que aparece por primera vez en el ranking, en el décimo lugar, con el 10%.
Si bien los riesgos políticos y la violencia han disminuido levemente, el temor a las guerras comerciales y al proteccionismo continúa en aumento.
Ludovic Subran, Economista Jefe de Allianz, destaca que los nuevos aranceles y la sobreregulación aumentarán los costes empresariales e insiste en la necesidad de una administración eficiente y digitalizada para facilitar el cumplimiento de las normas, aunque las guerras comerciales parezcan inevitables en el futuro próximo.