ENVIADOS ESPECIALES.- En el marco del InsurTech Connect Latam en Miami, el evento más importante del mercado de seguros en la región, desde 100% SEGURO entrevistamos al Líder de Workforce Health en Mercer Marsh Beneficios para Latinoamérica y el Caribe, Ariel Almazán Campuzano, acerca de las oportunidades para el mercado asegurador en materia de salud y esto fue lo que nos comentó.
¿Cuánta importancia se le está dando a la salud, a la prevención y al valor de estar protegidos a partir de lo que ha sido la pandemia?
Creo que la pandemia, si algo positivo nos enseñó, fue a orientarnos más hacia una cultura de prevención que a una cultura de reacción. Comenzar a cuestionar los modelos que hoy están vigentes, no solamente desde la perspectiva privada sino también pública, en cuanto a la accesibilidad que se tiene a los diferentes sistemas de salud. Y esto, sin duda alguna, se ha traducido precisamente en un modelo mucho más orientado hacia la prevención. Gran parte del impacto que tuvo la pandemia, especialmente en países latinoamericanos, fue directamente relacionado con condiciones preexistentes de la población, donde el Covid se enfrentó ya a una población enferma y esto por supuesto se tradujo en las tasas de mortalidad que en muchos países se vieron presentes.
Ustedes tienen un estudio muy interesante, porque logran obtener la voz de los empleadores pero también de los trabajadores, de los empleados. Y está muy fresco el resultado de esta evaluación. ¿Qué nos podés contar al respecto?
Es muy interesante porque el año pasado hicimos un estudio que se llamó People Risk, donde uno de los riesgos que los empleadores identificaban como de mayor amenaza por el impacto negativo que podía tener hacia su operación o a la sostenibilidad del negocio eran precisamente los temas relacionados con la salud y la seguridad. A nivel mundial, el tema de Health and Safety fue el tercer riesgo identificado como una de las más grandes amenazas. Esto finalmente no terminó ahí. Hubo toda una transición, todo un cambio de estructuras sociales, sanitarias incluso, donde las necesidades de la población fueron adaptándose, readaptándose y cambiando, en un sistema muy dinámico, muy líquido, donde las necesidades podían ser unas la semana pasada, pueden ser otras hoy y pueden ser otras la próxima semana, así de abrupto. Todos los determinantes que estaban alrededor de este punto medular que eran los empleados tenían una relación directa, un impacto directo. Entonces, esto pone a las organizaciones en el reto de entender no solamente lo que ocurre en un centro de trabajo, en un área específica, sino que el concepto de una empresa saludable, de bienestar organizacional se lleva más allá de una ausencia de enfermedad, en donde hay que equilibrar diferentes pilares: físico, mental, social, financiero…
Derivado de todos estos cambios, cada año hacemos una encuesta que se llama Health on demand. Es una encuesta que precisamente evalúa cuáles son las necesidades vigentes en materia de salud en la población trabajadora. Y nos hemos dado cuenta en los últimos años que las necesidades son dramáticamente cambiantes. En este estudio, donde encuestamos 16 mercados distintos, en donde participó Asia, Europa, Latinoamérica y Norteamérica, encuestamos a más de 17.500 empleados. Y el estudio arroja datos muy interesantes, particularmente en tres pilares, bajo un contexto cada vez de mayor complejidad en cuanto al día a día que vivimos los seres humanos y los seres humanos dentro de las organizaciones.
El primer pilar es beneficios para todos, que es lo que hoy se pone sobre la mesa de discusión de las organizaciones. Es pensar en los beneficios que están orientados en materia de salud hacia las diferentes bandas generacionales. En la encuesta pudimos detectar que el grueso de la población trabajadora pertenece a la Generación Z. Entonces, uno de los retos es cómo vuelvo atractiva mi oferta, cómo involucro a la Generación Z en este sistema de co-creación de beneficios entre el patrón o empleador y el empleado. Un punto importante dentro de este pilar es que otro de los grupos vulnerables que se vieron muy afectados dentro de la población durante la pandemia es de el aquellos que tienen bajo cuidado a otra persona, ya sean personas mayores, menores o de la misma edad por alguna condición en particular. Entonces, hoy hay que diseñar planes o beneficios alineados hacia las necesidades de estas personas. También, hay que hacer mucho más inclusiva la oferta de beneficios hacia la salud. Hoy nos enfrentamos a toda una diversidad de condiciones de todo tipo que requieren estos ajustes a la medida. Hoy tenemos poblaciones que no tienen en sus planes casarse, tener hijos, entonces este es otro de los retos del ecosistema de salud, cómo hago un fit perfecto para todas estas necesidades.
Otro pilar, el segundo, es beneficios para este mundo tan cambiante: generar una mayor resiliencia en momentos de crisis. Otra de las cosas que nos enseñó la pandemia es que no estamos preparados para enfrentarnos ante este tipo de emergencias. Intensificar de alguna manera el impacto que tienen las organizaciones en su contexto social como parte del bienestar social de los colaboradores. Otro punto muy importante es equilibrar o balancear los retos que hoy la tecnología nos presenta. Si bien es cierto que la tecnología fue algo que pudo ser el sustento de muchas organizaciones, hoy también se empiezan a ver ciertos elementos adversos por el uso excesivo de tecnología. Hoy el reto es humanizar esta tecnología. Tampoco es lo más saludable irnos hacia el otro extremo, entonces hoy tenemos que buscar este punto medio, donde las generaciones están buscando cada vez más tener acceso a salud digital y promover esta cultura de autocuidado.
El tercer y último pilar es promover beneficios para tener sociedades mucho más saludables, promover ambientes de trabajo seguros. Una organización es un ente vivo, donde el bienestar del individuo va a depender de políticas salariales, de equidad salarial, de liderazgo, de factores de riesgo psicosocial, jornadas, características del empleo, temas alrededor del clima laboral… Todos estos determinantes que hoy impactan en el bienestar de la gente son condiciones en las que cualquier organización debe poner su foco. Hoy, uno de los puntos más retadores es cómo mitigamos el riesgo que existe sobre condiciones crónico-degenerativas -llevamos muchos años enfrentando una pandemia que es la obesidad- y esto tiene implicaciones en términos de productividad, de rentabilidad, de seguridad de las organizaciones, que muchas veces son incalculables. Entonces, hoy el reto es cómo formo parte de este pool o kit de herramientas que yo como empleador le puedo ofrecer a mi empleado para promover su bienestar y el de su familia. Y, por último, un tema que hoy está generando muchísima controversia -y que hasta ahora sólo habíamos visto la punta del iceberg- es el relacionado con la salud mental de la población. Hoy este es un tema crítico que sí o sí debe estar en las agendas, no sólo del sector privado sino también del sector público y atenderlo incluso en conjunto. Hoy hay datos de diferentes organismos nacionales, regionales, internacionales: puedo citar a la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, la misma Organización Mundial del Trabajo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, etcétera. Hay muchos organismos que han evaluado o testeado la temperatura alrededor de este tema y hoy hay muchísima más presencia de desgaste profesional. Los niveles de estrés, ansiedad, depresión se han incrementado de manera impresionante. La OMS dice que una de cada cuatro personas en el mundo van a padecer algún problema relacionado con la salud mental en algún momento de la vida. Entonces, hoy cambia este paradigma dentro de las organizaciones: cómo promover ambientes que al mismo tiempo fomenten un espíritu de colaboración, de comunicación asertiva, pero dentro de un ambiente psicológicamente seguro.
Y teniendo en cuenta todo este diagnóstico que hacés, ¿cuáles son las oportunidades que hay para el mercado asegurador de intervenir, por un lado, en lo que es la prevención de la salud y, por otro lado, en acompañar a las organizaciones en estos riesgos que muy bien definiste?
Creo que ahí hay un reto donde indudablemente habrá que cambiar el paradigma y habrá que migrar de un modelo tradicional a un modelo mucho más flexible, en donde dejemos de cuidar la enfermedad y realmente cuidemos la salud. Hoy, esto es así por las condiciones en las que históricamente se ha desarrollado este concepto de los planes médicos, porque han tenido que ser diseñados para atender de una manera reactiva -tú utilizas tu póliza cuando estás enfermo-. Hoy tenemos que apuntar a un paradigma distinto, donde se promueva la prevención, donde se fomente el autocuidado, donde haya incluso ciertos estímulos que pueden venir de políticas públicas, políticas fiscales para aquellas organizaciones que tengan la evidencia real de ser compañías que se preocupan genuinamente por la salud y el bienestar de su gente. Entonces, hoy el primer reto y donde las aseguradoras entran es tener una mayor diversidad de planes, una mayor diversidad u oferta de coberturas, de beneficios. Llama mucho la atención, por ejemplo, que en Latinoamérica son pocos los países en donde existe una cobertura para atender problemas mentales, problemas relacionados con la salud psicológica, es decir, atención psicológica o psiquiátrica, cuando hoy vemos que es un problema realmente importante. Segmentar ciertos cuidados médicos para poblaciones más longevas, ampliar incluso la legibilidad en términos de años, personas mayores de 60/65 años que a lo mejor quieran un beneficio de este tipo al que puedan tener acceso, atención especializada a ciertas condiciones como por ejemplo cánceres, a enfermedades crónico-degenerativas e, insisto, donde todo esté basado en un esquema de prevención y donde el empleado sea responsable y eso impacte financieramente en el valor que puede tener una prima hacia una organización. El modelo tal vez tendrá que analizarse mucho más detalladamente, pero es adonde tenemos que migrar, porque no va a haber ningún sistema de salud que, ante las condiciones que hoy enfrentamos, se pueda mantener incluso en un corto plazo.
Hablaste de necesidades en función del estudio, de oportunidades que tiene el mercado asegurador… Te sumo una tercera palabra que es desafíos, porque todo esto que mencionaste nos lleva a pensar en un mercado asegurador completamente distinto, un mercado asegurador transaccional, que te vende una póliza y que se activa ante alguna enfermedad versus una empresa de servicios con cobertura, con protección. Son dos cosas distintas.
Sí, es totalmente distinto. Sin embargo, no son el agua y el aceite.
Para nada, ¿pero culturalmente está preparado para esto el mercado asegurador de la región?
Estamos trabajando en eso. Hoy existen muchísimas aseguradoras que ya como parte de la oferta de valor que dan a sus asegurados empiezan a incluir este tipo de programas de prevención, de educación, de promoción… Brokers como nosotros en Marsh somos responsables en muchas ocasiones de generar estos ambientes de bienestar dentro de las organizaciones, de ser ese aliado. Es una relación complementaria, donde sería absurdo decir «quitemos el modelo reactivo, curativo», porque entonces sería irnos al otro extremo. La transición debe ser muy delicada, muy sensible, en donde, por dar un ejemplo extremo, no invierta todo a vacunar para no atender la enfermedad, porque no todo el mundo va a estar vacunado. Si se dejan esos extremos abiertos, vamos a tener un daño colateral grave. Hay que empezar a mediar y a transitar sobre este esquema, en donde las mismas aseguradoras se complementen con algún tipo de servicios o asistencias de carácter preventivo.