El último informe de Coface menciona el elevado grado de incertidumbre en la economía mundial está teniendo sus consecuencias en la salud financiera de las empresas. Dos factores fundamentales continúan afectando a esta situación.
En primer lugar, la debilidad del comercio mundial implica que una fuerte recuperación del crecimiento sea poco probable. Entre los países desarrollados, como por ejemplo los de la Eurozona, donde la demanda interna sigue siendo débil, se prevé un crecimiento estable a corto plazo, un 1,6% en 2016 y un 1,5% en 2017. La actual situación de Estados Unidos no estimula a las empresas a crear oportunidades de empleo adicional. En Japón, a pesar de políticas fiscales adicionales con el fin de compensar la debilidad de la inversión privada, las previsiones se mantienen bajo presión. No obstante, se espera una mejora entre las economías emergentes, con un incremento en el crecimiento del PIB desde el 3,7% en 2016, al 4,2% en 2017. Este crecimiento estará respaldado por la salida de la recesión de Brasil y Rusia en 2017, tal como indica la recuperación en los indicadores financieros y una menor inflación, ya que ambos países han alcanzado su punto más bajo.
En segundo lugar, los precios del petróleo continúan siendo un problema clave para las economías emergentes. A pesar del “histórico” acuerdo sobre las cuotas de producción de los países de la OPEC, se prevé que el índice Brent solo registre ganancias moderadas, según las previsiones de Coface, USD 44 en 2016 y USD 51 en 2017. La vuelta al equilibrio entre la oferta y la demanda va a llevar un tiempo considerable. Esta observación ha conducido a una serie de reducciones en las evaluaciones de varios países dependientes de los commodities:
- Omán (B) se enfrenta a un drástico recorte en el gasto público, lo que tendrá un gran impacto en las inversiones.
- Trinidad y Tobago (B) tiene que hacer frente a una fuerte caída en la producción de gas natural y petróleo, agravado por algunos yacimientos petrolíferos que han alcanzado la madurez y trabajos de mantenimiento en plantas de producción.
- Nigeria (D) está en recesión y ha agotado su reserva de divisas extranjeras, lo cual está afectando a la producción industrial, debido a las dificultades para importar.
- Mongolia (D) se ve afectada por la desaceleración de la economía China, que absorbe más del 90% de sus exportaciones, y también por la debilidad de los precios de los commodities. El país se encuentra al borde de una crisis de su balanza de pagos.
El Reino Unido ha sido degradado en medio de la incertidumbre que rodea al Brexit
Europa está desestabilizada por los riesgos políticos y bancarios.
A pesar de que los riesgos políticos prevalecen en Grecia, España e Italia, el Brexit sigue siendo el problema principal de Europa. Incluso aunque el crecimiento en Reino Unido podría alcanzar el 1,9% este año, se espera que el crecimiento de 2017 sea solo del 0,9%, todo ello a pesar del recorte del Banco de Inglaterra del tipo básico en agosto y el escenario previsto de un acuerdo favorable con la Unión Europea. Por otra parte, se deben vigilar los riesgos en el sector inmobiliario, que se caracterizan por fuertes deudas hipotecarias de los hogares (132% de los ingresos disponibles) y un 34,6% de sobrevaloración de precios. Dentro de este contexto altamente incierto, y sin conocer aún los términos de la salida de la Unión Europea, la libra sigue presentando inestabilidad y se ha depreciado considerablemente, sobre todo frente al dólar.
Esta falta de proyección a corto plazo no solo está teniendo sus consecuencias en la confianza económica del Reino Unido, sino también en toda Europa. Coface, por lo tanto, ha degradado la evaluación de Reino Unido a A3. No obstante, las empresas se pueden beneficiar de la fuerte depreciación de la moneda, que alcanzó su mínimo en 31 años frente al dólar a principios de octubre. Aunque este hecho ha impulsado las exportaciones, está pesando sobre el gasto de los consumidores debido a la inflación.
Más allá del Brexit, crece el temor por la salud de algunos bancos, especialmente tras los resultados de las pruebas de estrés de este verano. Éstas destacaron las dificultades a las que se enfrentan más de una docena de bancos, sobre todo en Italia y Alemania