Semillas de recuperación en Latinoamérica: el PIB regional alcanzará +1,2% en 2017 y +2,2% en 2018
- Recuperación de las exportaciones con la subida de los precios en las materias primas y el aumento de la demanda externa en toda la región.
- Tímida salida de recesión en Brasil.
- Resiliencia en México ante el nuevo rumbo político estadounidense.
- Luces y sombras para Argentina, Colombia, Chile y Perú.
SOLUNION, la compañía experta en seguros de crédito, presenta el escenario y las perspectivas económicas globales de Latinoamérica elaborados por su accionista Euler Hermes.
La recuperación, aunque a paso lento, empieza a florecer en la región. Se espera que el crecimiento del PIB regional alcance el +1,2% en 2017 y el +2,2% en 2018, lejos de la media de +4,5% registrada entre 2010 y 2015. Por otro lado, la incertidumbre política y geopolítica sigue siendo un freno al crecimiento.
¿Por qué salió la región de la recesión en la primera mitad de 2017?
Las dos mayores economías en recesión volvieron a crecer: después de tres años de recesión, la economía brasileña creció un +0,6% de media en la primera mitad del año. En Argentina, después de contraerse un -2,3% en 2016, la economía creció un +1,6% anual en la primera mitad del año.
Además, la reactivación de las exportaciones dio los primeros frutos de crecimiento: las exportaciones adicionales alcanzan los 21,6 billones de dólares en México y los 15,6 billones de dólares en Brasil entre los cuatro últimos trimestres, gracias a la modesta recuperación en los precios de las materias primas y el aumento de la demanda externa.
Los indicadores domésticos cambiaron de tendencia: el índice mensual de actividad regional (media de índices de actividad de ocho países de América Latina, excluyendo Venezuela) paró su contracción en diciembre de 2016 y siguió acelerando hasta alcanzar una tasa de crecimiento de +1,8% en junio de 2017. El PMI manufacturero indica un crecimiento sostenido del sector en Brasil desde abril 2017 (50,1), con el último dato de septiembre alcanzando 50,9. México sigue acelerando el ritmo de crecimiento desde enero (50,8) con un PMI de 52,8 en septiembre.
¿Qué perspectivas hay para la región?
El crecimiento regional se acelerará (+2,2%) gracias a un crecimiento más fuerte en Brasil (+2% en 2018) y Argentina (+3,2%), mientras que la economía mexicana perderá algo de tracción (+2,2%).
La apreciación de los tipos de cambio (+4% de media en Brasil, México, Argentina, Chile y Perú desde enero 2017) y la lucha contra la inflación permitieron devolver poder adquisitivo a los hogares latinoamericanos y así estimular parcialmente el consumo privado. Las políticas monetarias tuvieron más espacio para maniobrar y fueron más flexibles: los bancos centrales en Brasil, Perú, Colombia y Chile bajaron los tipos de interés en 2017. Esto deberá animar la economía, estimulando el crédito y apoyando la decisión de inversión de los hogares y empresas. La encuesta de préstamo bancario del Instituto de Finanza Internacional (IIF) muestra que las condiciones de crédito se endurecieron a un ritmo menor en el T2 de 2017 en América Latina; las expectativas indican que estas condiciones se relajarán en el T3 (índice por encima de 50) por primera vez desde 2013.
Continúa habiendo dos obstáculos para alcanzar un crecimiento más dinámico: (i) el rápido crecimiento de la deuda pública es preocupante, sobre todo en Brasil, México y Ecuador. Eso reduce el espacio fiscal de los gobiernos y puede asustar a los mercados y acreedores. (ii) El ciclo electoral y la incertidumbre externa podrán ser una fuente de vulnerabilidad.
Brasil
– Una tímida salida después de casi tres años de recesión, con +0,8% en 2017 y +2% en 2018: después de un primer trimestre fuerte gracias a una buena cosecha de soja, la recuperación será gradual, pero se quedará por debajo del ritmo que había antes de la crisis (+4,5%). Las insolvencias empresariales seguirán aumentando, +13% en 2017 y +7% en 2018.
– La demanda interna debería empezar a remontar: el crédito para los consumidores se ha estabilizado, pero el de las empresas se contrae. El efecto de la flexibilización monetaria debería ser beneficioso para los consumidores, junto con una posible continuación de la reversión en la tendencia del desempleo (12,6% en agosto frente al 13,7% en marzo).
– La mejora de las condiciones externas proporciona amortiguadores contra la volatilidad: la inversión extranjera ha resistido y los ajustes en el déficit externo han sido impresionantes (del 4% del PIB en 2014 a cerca del 1% en 2017). Con unas reservas de divisas que cubren más de 20 meses de importaciones, Brasil disfruta de una posición financiera muy confortable.
– El futuro depende de las reformas estructurales y de la deuda pública, que excederá el 80% del PIB en 2017: las medidas de consolidación fiscal y las ambiciosas reformas estructurales han tranquilizado a los mercados. Sin embargo, las crisis políticas podrían impedir la implementación de otras reformas estructurales clave y generar volatilidad.
México
– Se prevé un crecimiento del +2,4% en 2017, en medio de la persistente incertidumbre de la política estadounidense: la resistencia económica y financiera tras la elección de Donald Trump respaldó un aumento de la confianza de las empresas y de los consumidores. Las preocupaciones de los inversores extranjeros también han disminuido. El peso mexicano ha experimentado una subida del +8% desde enero después de sufrir una depreciación en 2016.
– Políticas económicas restrictivas pero prudentes, con el objetivo de preservar la confianza de los inversores y limitar la volatilidad: el aumento del tipo de interés (hoy 7%) es clave para limitar la inflación, alinearse con el impulso de la Reserva Federal y suavizar los efectos en las divisas. La consolidación fiscal debe seguir adelante para reducir la carga de deuda, con un objetivo de -2,5% del PIB para 2018.
– Ciclo de Estados Unidos y las políticas de la administración Trump: México recibe flujos de inversión extranjera sustanciales por parte de su país vecino. Además, las exportaciones mexicanas a los Estados Unidos representaron más de una cuarta parte de su PIB en 2016. Los ciclos económicos de ambos países están también sincronizados.
– La posición externa de México está mejorando, pero el futuro de las exportaciones depende del nuevo TLCAN: la posición financiera de México ha mejorado fuertemente debido al retorno del capital extranjero y las fuertes y estables remesas. Sin embargo, las últimas dos semanas han visto al peso depreciarse a su nivel más bajo en 5 meses (MXN / 1USD = 19,1) en medio de temores de un derrumbe del TLCAN. Al final de la cuarta ronda de negociaciones, tanto México como Canadá rechazaron las propuestas estadounidenses. No obstante, ya que las negociaciones se extenderán hasta marzo de 2018, el riesgo de un remate del acuerdo a corto plazo se reduce. A medio plazo, esto genera una mayor incertidumbre en torno al proceso de ratificación. De hecho, este proceso podría tener lugar después de las elecciones presidenciales mexicanas (julio de 2018) y las votaciones a mitad de legislatura en Estados Unidos (noviembre de 2018).
– El consumo privado debería resentirse en adelante y el crecimiento se situará en +2,2% en 2018: el crecimiento de los salarios no se ha mantenido con la inflación (6,3% en septiembre) y el poder adquisitivo de las familias se verá afectado negativamente en el futuro. El crecimiento del crédito sigue siendo dinámico, pero ha comenzado a desacelerarse y debería detenerse por el agresivo ajuste monetario.
Argentina
La recuperación está en marcha con un crecimiento del +2,8% en 2017 y +3,2% en 2018, después del -2,2% en 2016. Se espera que el consumo y la inversión vuelvan a dar datos positivos muy pronto. El pasado 22 de octubre, la coalición Cambiemos, del presidente Mauricio Macri, ganó las elecciones legislativas de mitad de periodo con el 40% de los votos. Aunque la coalición no alcanzó una mayoría de escaños en el Congreso, la victoria del “gradualismo” de Macri es un signo positivo para los inversores. El ritmo de la liberalización de la economía argentina debería acelerarse y las reformas estructurales deberían proponerse durante la próxima semana (reformas laborales, de impuestos, pensiones y mercados de capital, entre otras). Atraer la inversión sigue siendo el principal desafío para Argentina, que todavía espera recuperar su estatus de mercado emergente en el índice MSCI. La consecuencia inmediata de las primeras reformas de Macri provocaron las protestas sociales (la inflación se disparó después de la suspensión de los subsidios públicos, alcanzando un pico de 44% a mediados de 2016) y la economía se contrajo -2,3% en 2016. Ahora se prevé una recuperación del crecimiento en 2017 (+2,8%) que debería reafirmarse en 2018 (+3,2%), con un crecimiento de la inversión y el consumo privado que vuelve al terreno positivo.
Colombia
Después del +2% en 2016, el crecimiento alcanzará +1,6% en 2017, la tasa más baja desde 2008. El crecimiento del PIB se ha desacelerado notablemente. El incremento en el IVA, que pasó del 16% al 19% en enero y el aumento del desempleo, frenaron la recuperación del consumo privado. Una moderada inflación ha permitido que las políticas monetarias sean más flexibles.
Chile
El lento crecimiento previsto en 2017 (+1,2%) después del +1,6% en 2016, alcanzará el +2,5% en 2018. Las exportaciones se vieron fuertemente afectadas por la huelga en La Escondida, la mayor mina de cobre en el mundo. La inversión sigue ralentizándose y las políticas económicas –reducción del tipo de interés a un mínimo de 6 años, y gasto en educación y salud más elevado– están apoyando la recuperación de la economía.
El candidato de centroderecha a las elecciones generales de noviembre, Sebastián Piñera, parece ser el favorito, además de gozar del favor de los mercados. Entre los principales retos de la futura administración, persiste la desigualdad y la alta dependencia de la economía del cobre; las exportaciones de materias primas representan casi el 25% del PIB.
Perú
El crecimiento se ha visto severamente afectado por El Niño y se situará en el +2,3% en 2017, después del +3,9% registrado en 2016. Se espera que para 2018 alcance el +3,6%. La exportación se ha recuperado y se mantiene resistente en el segundo trimestre de 2017, y se sitúa como el principal conductor de crecimiento desde el segundo trimestre de 2016.
En total, los costes de El Niño se estiman en 9.000 millones de dólares (5% del PIB), aunque las políticas económicas apoyarán el proceso de reconstrucción. Por otro lado, el déficit fiscal no es demasiado alto (después de -2,9% en 2016, -3,2% en 2017) y la deuda pública se mantiene en niveles razonables (+ 24,9% en 2017).