“La mayoría de las empresas son ambidiestras, es decir, por una lado tienen una organización del trabajo tradicional y, a su vez, están comenzando a incorporar una formas nueva de organizar el trabajo por habilidades. En este enfoque, más allá de la forma que adopte el puesto, lo importante es tener las habilidades necesarias para llevar adelante el proyecto o tarea”, explica Ivana Thornton, Presidente de Mercer y Directora de Career en Argentina, Uruguay y Paraguay.
Es importante comenzar por definir qué son las habilidades. Son todas las capacidades que la persona pone en juego para llevar adelante una tarea, incluyendo los conocimientos técnicos, características de personalidad, habilidades de liderazgo, competencias en general y/o certificaciones.
Con el objetivo de descubrir las habilidades más valoradas por las empresas actualmente y cuáles se valorarán más en los próximos tres años, Mercer, consultora global líder de recursos humanos, junto a Crunchr, realizaron a nivel global un relevamiento entre 200 empresas. El estudio Future Skills destaca así las siguientes cuatro habilidades como las más destacadas actualmente: 1) habilidades tecnológicas y de innovación; 2) habilidades comerciales; 3) habilidades personales y 4) habilidades de colaboración.
En cuanto a las habilidades tecnológicas que se destacan en primer lugar, las más valoradas son: el pensamiento analítico y la resolución de problemas complejos; la creatividad, originalidad e iniciativa; la destreza y fluidez digital; la innovación y adaptación de productos existentes. Por su parte, las habilidades comerciales, que se destacan en segundo lugar, comprenden: visión para los negocios; empatía comercial; habilidades de persuasión, influencia y negociación; habilidades de venta
En relación a las habilidades personales, se destacan: adaptabilidad y mentalidad de crecimiento; la inteligencia emocional; la resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad; la autogestión/priorización.
La mentalidad de crecimiento, en contraposición a la mentalidad fija, es un concepto desarrollado por Carol Dweck, profesora de psicología de la Universidad de Stanford, en su libro Mindset, la actitud del éxito. La mentalidad fija se corresponde a una idea cristalizada de lo que el individuo es y de las potencialidades que es capaz de desarrollar, mientras que la mentalidad de crecimiento se refiere al enfoque por el que es posible el desarrollo continuo y el cambio.
“Una persona con mentalidad fija asume que cosas como la inteligencia, el carácter o la creatividad son algo con lo que se nace y no se puede hacer nada para modificarlos. Las personas con este tipo de mentalidad consideran que el éxito no es más que la comparación o medición de las habilidades propias frente a las de los demás”, detalla la experta de Mercer.
“En cambio, una persona con mentalidad de crecimiento asume que las habilidades pueden ser desarrolladas y que el esfuerzo por adquirirlas resulta ser más valioso que los resultados. Las personas se sienten motivadas por nuevos desafíos y ven los errores como oportunidades de aprendizaje y desarrollo”, agregó.
Habilidades personales más valoradas en los próximos tres años
Las habilidades relacionadas con el desarrollo de las personas serán un foco particular para las empresas, ya que obtienen una puntuación alta en importancia general y, al mismo tiempo, serán difíciles de reclutar.
“Esto es totalmente coherente con que el upskilling y reskilling serán fundamentales para las empresas en el futuro”, destacó Thornton.
En el informe se detalla que las tres habilidades personales identificadas como las más importantes para los próximos tres años son:
- La mentalidad de crecimiento y adaptabilidad: en un entorno tan cambiante donde los trabajos y los desafíos tendrán tantas variantes no importa tanto tener un conocimiento en particular si no tener la capacidad de desarrollar las habilidades necesarias.
- Las habilidades relacionadas con el desarrollo de las personas: los managers también tendrán que desarrollar nuevas habilidades en los equipos, en relación con el upskilling y reskilling.
- La resiliencia, tolerancia al stress, colaboración y flexibilidad: tiene que ver con las nuevas formas de trabajo, los equipos colaborativos, donde las áreas funcionales se rompen, hay menos jerarquía, el trabajo se realiza más por colaboración que por imposición, el aprendizaje es más colaborativo y el liderazgo es más por influencia.
Por otro lado, las tres habilidades identificadas como las menos importantes en los siguientes tres años son: la influencia política interna/networking; las habilidades de venta; y el pensamiento transdisciplinario.
“Todas las habilidades pueden ser mejoradas en el tiempo. Hoy las organizaciones buscan en sus colaboradores esa apertura para aprender y desarrollar habilidades nuevas. La mentalidad de crecimiento premia a la persona que más progresa, que se pone a prueba en terrenos diferentes”, concluyó Thornton.