Tras un período de contracción de la liquidez global en 2018, Asia se encuentra bajo presión. El índice de Coface para calcular la vulnerabilidad relativa de las fugas de capital indica una creciente divergencia en Asia. Algunos mercados se beneficiarán de fuertes indicadores económicos, de políticas monetarias proactivas y de mecanismos de amortiguación para resistir a las salidas de capital, pero otros se verán en dificultades. Ante todo, el factor más importante es la relativa sostenibilidad de su posición exterior neta. Por último, los países que no cuentan con regímenes de cambio flotantes podrían encontrar dificultades para atenuar las fluctuaciones monetarias.
El endurecimiento de la política monetaria global ha drenado la liquidez de los mercados asiáticos
A medida que los bancos centrales proceden a la normalización de la política monetaria a nivel mundial, comienzan a aparecer los riesgos de fuga de capitales. Para limitar los riesgos colaterales, los bancos centrales en la región se han visto obligados a adoptar la posición monetaria restrictiva implementada por Estados Unidos, a pesar de encontrarse en etapas muy diferentes en sus respectivos ciclos económicos. Los mercados asiáticos emergentes también han experimentado presiones a la baja durante la mayoría de 2018. Como consecuencia, Filipinas, Indonesia e India han intervenido en los mercados cambiarios para atenuar las fluctuaciones de los tipos de cambio. Indonesia y Pakistán han implementado medidas destinadas a limitar las importaciones, con el fin de contrarrestar las presiones originadas por el agravamiento de los déficits comerciales, resultantes de la depreciación de las divisas. Todo esto recuerda sucesos anteriores, cuando la región tuvo que hacer frente a las fugas de capital de cartera, como es el caso de la crisis financiera asiática de 1997 y el “Taper Tantrum” de 2013.
Ni recuperación, ni caída sincronizadas
La región se encuentra en una buena posición para resistir a las salidas de capital por varias razones, entre las que se incluyen sus tipos de cambio flotantes, los excedentes por cuenta corriente y el aumento de las IED y las remesas de fondos de los expatriados. Las reservas de divisas también se han incrementado y, en la mayoría de los casos, permanecen en un nivel adecuado. No obstante, en algunos casos, la sostenibilidad relativa de la posición exterior neta sigue siendo preocupante. Las reservas de divisas pueden ser utilizadas para financiar esta posición externa, pero esta no es una solución sostenible y Coface prevé que algunos mercados asiáticos emergentes encontrarán dificultades de cara a dichos desequilibrios.
El índice de Coface que calcula la vulnerabilidad relativa de las salidas de capital señala una divergencia en la exposición a las presiones externas entre los mercados asiáticos emergentes. El nivel de exposición varía de acuerdo con las debilidades existentes, así como con la capacidad de protección de los mecanismos de amortiguación frente a los riesgos. Es probable que, en algunos casos, los inversores hayan reaccionado demasiado pronto. La valoración actual podría revisarse, en un contexto de fundamentos sólidos y políticas monetarias proactivas y por el hecho de que algunos de estos mercados disponen de las armas necesarias, especialmente en lo que respecta a las reservas de divisas, para hacer frente a las fugas de capital en un futuro previsible.
Dicho lo cual, algunos mercados emergentes de Asia percibirán más que otros los efectos de la crisis, ya que la región continúa sometida a ciertas presiones. Los mercados vuelven a verse afectados por los riesgos, ante la escalada de amenazas de guerra comercial entre Estados Unidos y China. Esto explica las fugas de capitales en algunos países que, a pesar de su buen comportamiento. Además, el aumento del precio del petróleo en 2018 ha contribuido a la desaceleración del crecimiento, un escenario que no se descarta en 2019. Coface prevé que en 2019, el precio del barril de Brent permanecerá en torno a una media de 75 dólares. La dinámica de las salidas de capital continuará condicionada, además, por el ritmo del endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos. El escenario de referencia de Coface contempla una ralentización del ritmo de las subidas de tipos de la Fed (dos en 2019 frente a cuatro en 2018), dado que la inflación ya se encuentra por debajo del objetivo del 2% de la Fed.