La necesidad de pensar y revisar continuamente las estrategias, los planes de negocio e incluso los modelos de negocio se acentúa ahora más que nunca. En contextos de crisis y tensiones sanitarias, económicas y sociales la realidad se escribe y reescribe a cada instante.
Como empresas, como organizaciones y como individuos necesitamos reconsiderar y reevaluar constantemente nuestras estrategias comerciales, productivas, personales, sociales, financieras y económicas.
Para ello creo que volver a los seis sombreros de Edward de Bono puede ser una buena herramienta. De Bono, psicólogo nacido en Malta, publica en 1967 su libro sobre pensamiento lateral y propone que todos podemos educar nuestra creatividad y afirma que la creatividad no es algo para unos pocos. En 1985 publica “Seis Sombreros para pensar” un libro intuitivo y revolucionario donde plantea una metodología sencilla y poderosa para organizar y ordenar el pensamiento y la discusión grupal.
El concepto básico:
De Bono propone 6 maneras de pensar, seis modos de ver la realidad… a los que él llama 6 sombreros. De Bono resume nuestros posibles marcos mentales en seis diferentes posiciones. Distingue lo visceral, lo racional, lo optimista, lo pesimista y creativo que todos llevamos dentro y que en cada momento puede salir a relucir y tomar control sobre nuestras actitudes, nuestros pensamientos y nuestra lectura de la realidad. Lo más revolucionario es que su propuesta implica forzar esos sombreros para obligarnos a distinguir una visión de la otra y predisponernos a pensar de un modo u otro. El uso de los sombreros es deliberado. Nos invita a ponernos cada uno de los seis sombreros e intentar ver la realidad desde esa óptica.
De Bono nos invita a salir de las visiones parciales o sesgadas, a utilizar el pensamiento paralelo y por sobre todo a dejar de lado la necesidad de defender nuestras ideas y ver los problemas desde distintos ángulos.
Los seis sombreros
El siguiente cuadro lo resume de modo sencillo:
El sombrero blanco implica ponernos en “modo datos”: qué sé (o qué debo saber), Aquí me limito a dar información verificable. Habla la razón. Habla el cerebro.
El sombrero rojo, por lo contrario, es el sombrero de la intuición. Aquí habla la emoción, habla lo instintivo. Lo interesante de este sombrero, es que cuando me lo pongo, no debo juzgar ni justificar lo que siento. Me limito a expresarlo.
El sombrero negro es el del “abogado del diablo”. Aquí domina el juicio, nos preguntamos por qué. Analizamos el peor caso. Aquí valen todos los”pero” y los “qué pasaría si…”. Este sombrero no busca impedir, busca alertar.
Como contraposición el sombrero amarillo es el sombrero del optimismo. Todo lo bueno que puede suceder, como se pueden concatenar positivamente los hechos. Es el sombrero del emprendedor que, por sobre todo, cree en su proyecto.
El sombrero verde es el sombrero de la creatividad. Aquí vuela la imaginación sin límites y sin restricción. La actualidad, la realidad y la lógica quedan suspendidas hasta nuevo aviso. Buscamos volar lo más alto posible. El pensamiento lateral es invitado a tomar control.
Por último, el sombrero azul es el del moderador, quien nos invita a ahondar conceptos, a sacarnos o volver a ponernos un sombrero determinado para buscar mejores conclusiones. Es el que pide orden y busca profundizar y ampliar.
¿Cómo avanzar?
Muchas veces no podemos ver más allá de nuestra realidad percibida. Immanuel Kant decía que vemos el mundo no como es, sino como somos. De Bono nos invita a salir de nuestro mundo, de nuestros pre-supuestos y trabajar un mundo de realidades paralelas. Los sombreros no son para identificar nuestro estilo de pensamiento. No están para recordarnos que algunos somos generalmente verdes, negros o amarillos, sino para forzarnos a ponernos en diferentes marcos mentales. Decidimos ponernos cada sombrero de modo deliberado y proactivo! Nos pensamos a nosotros mismos en “modos” y actitudes diferentes. Los equipos de trabajos deben buscar desafiar sus preconceptos y potenciar los diferentes puntos de vista para lograr síntesis y novedad. Ponerse y sacarse los seis sombreros nos saca de nuestra inercia y del “loop” en el que muchas veces nos encontramos. Salimos de la zona de confort y de las posiciones que podemos defender para adentrarnos en un mundo de infinitas posibilidades no exploradas.
Pensar (y pensarnos) con diferentes sombreros puede destrabar reuniones estancadas, liberar la creatividad, evidenciar conflictos, revelar tensiones, sacarnos de posiciones irreductibles y abrirnos a un mundo de posibilidades por explorar. Muchas veces la respuesta está muy cerca, pero no podemos verla.
Estos seis sombreros son una guía imprescindible en tiempos de cambios exponenciales y escenarios futuros inciertos. Cambiá deliberadamente los sombreros que te pones en una reunión, pedile a tus pares que se pongan uno u otro e intenten ver el problema desde un color determinado…Redescubramos estos seis sombreros para pensar.