Construir un producto que realmente solucione uno o varios problemas de los usuarios y que además la experiencia sea notable es un trabajo que tiene un costado estratégico y otro táctico.
Para atravesar este camino de una manera exitosa, es necesario abordar los siguientes pasos:
- MVP ó Mínimo Producto Viable
- Roadmap o plan de ejecución
- Iteraciones
- Feedback rápido
- Mejora continua
Sin estos procesos, herramientas y componentes es muy complicado que el producto se ejecute en tiempo y forma y, fundamentalmente, que cumpla con las expectativas del mercado.
Mínimo Producto Viable
El MVP es la porción de producto que tiene la mínima cantidad de funcionalidades para solucionar un problema de los usuarios, ya sea para lanzar un servicio o producto nuevo al mercado, o para mejorar la experiencia de un servicio o solución existente.
Si no está bien identificada la propuesta de valor o la necesidad a satisfacer, va a ser muy difícil definir un MVP con las funcionalidades que realmente son necesarias. Las mismas deberán estar pensadas y enfocadas en entregarles valor a los clientes.
Si bien la idea de lanzar un producto y obtener un feedback negativo no es agradable, le sirve al equipo como input para la mejora continua, ya que esta información es tenida en cuenta para retroalimentar el producto y los procesos que le dieron forma. Es súper importante no quedarse parado sobre lo que estuvo mal o de quién fue la culpa, sino de cómo se capitaliza esa información en provecho de la evolución del producto.
La idea es poder diferenciar qué funcionalidades son importantes y cuáles no. Debería ser una pregunta tan simple como: ¿Cuan seguido vas a usar esta funcionalidad? Al definir el MVP, esta pregunta debería estar siempre presente.
Siguiendo la regla de Pareto, un 20% de las funcionalidades deberían satisfacer el 80% de las necesidades del cliente, el desafío siempre es encontrar el 20% correcto
La respuesta a esa búsqueda generalmente está en los usuarios del producto, lo mismo que su evolución, con lo cual más allá de construir un producto que aborde y dé valor a los requisitos del mercado, debemos hacerlo con calidad para poder transformarlo fácilmente a lo largo del tiempo.
La definición del MVP, más una estrategia de implementación, va a darle sentido al roadmap y un claro objetivo al equipo. Armar un roadmap se va a basar en tres elementos:
- Propuesta de valor (que debería venir definido con el MVP)
- Funcionalidades
- Tiempo
Roadmap
Es una guía estratégica que determina cómo llevar a cabo la construcción y el lanzamiento de un producto. Un roadmap bien hecho debería dar fechas con bastante anticipación y ayuda a planificar otras áreas del negocio.
El MVP y el roadmap tienen que convivir de forma asociante, que uno necesite del otro; y que si uno cambia, el otro también. Esta simbiosis se basa en:
La propuesta de valor, que prioriza y da sentido a las funcionalidades; y el tiempo en el que se enmarca esta construcción.
Pero tranquilos, todo lo que no entra en ese marco de tiempo no quiere decir que queda fuera del producto, sino que se realizará en las próximas versiones del producto, o en su evolutivo.
Iteraciones
Cuando construimos una solución que va a dar respuesta a necesidades del cliente o del mercado, y fundamentalmente cuando estas no están del todo claras, en líneas generales necesitamos validar que estamos desarrollando el producto correcto. Para esto es necesario construir pequeñas porciones de producto en tiempos cortos y repetibles – iteraciones o sprint en contexto scrum -, e ir validando que lo desarrollado entregue el valor esperado.
La mayoría de las veces los planes no salen exactamente como fueron concebidos al principio de un proyecto, y necesita ser iterado varias veces según lo que sucedió en el recorrido, cómo es el equipo, el cliente y la metodología. Con mayor conocimiento y preparación estas iteraciones deberían ser cada vez menores o menos significativas. Lo importante es siempre tener en vista el deadline y la propuesta de valor.
Para cubrir esto, hay que tener un margen en el roadmap definido para imprevistos o tiempos de contingencia. Puede ser sumando un pequeño extra a las estimaciones o generando un tiempo entremedio de algunas funcionalidades.
Feedback rápido
El feedback de usuarios reales en etapas tempranas es indispensable para validar el desarrollo de entrega de valor. Por otro lado, si el mismo no es bueno, nos posibilita rápidamente corregir a un coste muy bajo
Obtener un feedback de los usuarios reales en fases tempranas del proyecto ayudará a no perder el tiempo con errores de definición e ir directos al grano. El que un proyecto funcione o no, depende únicamente de la decisión del usuario. Cuanto antes le demos voz al usuario, antes conseguiremos llegar a construir el producto que está dispuesto a utilizar.
Mejora Continua:
Se trata de la mejora de los productos, servicios y procesos con el fin de subsanar errores y reforzar aciertos.
Su principal motor es la introspección de los equipos luego de una iteración. En ese momento se ponen en tela de juicio procesos, técnicas, herramientas y el resultado de la misma, esto es, una porción de valor entregado. El output de esa introspección son accionables concretos en pos de una mejora de cara a las próximas iteraciones
Para los procesos de mejora generalmente se elige a un equipo formado por los colaboradores de las diferentes áreas de la empresa y con distinto rango jerárquico, para tener diferentes puntos de vista. Este grupo de trabajo se encarga de analizar los productos dentro de la empresa e identificar fortalezas y debilidades. Una vez hecho esto, se proponen las soluciones y se llevan a cabo las acciones necesarias para implantarlas.
La mejora continua debe ser uno de los pilares básicos de una organización, una obligación y un objetivo. La búsqueda y el afán por seguir mejorando es la única manera de conseguir alcanzar la máxima calidad y la excelencia. Es el primer paso para alcanzar la calidad total.
Como podemos ver se necesitan varios componentes para planificar de forma exitosa y controlar algunas variables que deberían hacer la diferencia. Estas variables son: equipo, cliente o stakeholders y metodología.
Se podría resolver todas las tareas rápido y eficientemente si:
- El equipo que se armó para ejecutar el producto es estratégico, experimentado y prolijo.
- El cliente o los stakeholders acompañan en el roadmap, las definiciones y la propuesta de valor. Y, por supuesto, si el producto y su MVP están muy bien pensados y visionados.
- La metodología para ejecutar el plan está alineada con los deadlines, la capacidad y forma de trabajo del equipo y el tipo de entregables intermedios que se buscan.
Armar un producto digital es un desafío emocionante que tiene tantos matices que es difícil tener una fórmula o secretos que funcionen siempre y para todos los casos. Mucho tiene que ver con experiencia y visión, otras cosas tienen que ver con el producto.
Es por esto que en SysOne hemos formado un equipo multidisciplinario que nos permite analizar los seguros desde todas sus perspectivas. Juntos, traemos tecnología, diseño de productos y capacidades actuariales a cada aspecto de nuestro trabajo. Trabajamos día a día para ser el socio ideal para compañías que buscan transformarse digitalmente.