Las empresas chinas se preparan para un 2020 mucho más difícil, porque los riesgos ligados a los flujos de efectivo se acumulan en ciertos sectores
El crecimiento en China será de 1%, su nivel más bajo en 30 años, por lo que, teniendo en cuenta la correlación histórica entre la actividad económica y los retrasos en los pagos, se espera un aumento de estos últimos en 2020.
Si bien en 2019 los plazos medios de pago permanecieron estables en 86 días, el porcentaje de encuestados que ofrecen un plazo medio de pago de 120 días casi se ha duplicado en dos años, pasando de 12% en 2017 a 23 % en 2019. En la práctica, el 50% de las empresas encuestadas ofrecen plazos de pago que exceden los 120 días.
Durante 2019, los retrasos en los pagos también se han deteriorado en China. El porcentaje de empresas que han experimentado retrasos superiores a 120 días alcanzaron el 37% en 2019, es decir, 6 puntos más que en 2018. Es más preocupante que más de un cuarto de las empresas (27%) han experimentado retrasos de muy larga duración (superiores a 180 días) y que exceden el 10% de la cifra de negocios anual.
Cuando éstos constituyen un gran porcentaje de la cifra de negocios total anual, la liquidez de una empresa puede verse en riesgo, lo que constituye una preocupación en el caso de una crisis exógena, como el COVID-19.
Construcción, transporte, energía, automóvil y TIC: los sectores que presentan mayor riesgo de insolvencias
Se prevé un aumento de los impagos y de las insolvencias en los sectores que experimentaron una acumulación de los riesgos de liquidez en 2019. Los sectores con el porcentaje más alto de impagos de muy larga duración que representan más del 10% de la cifra de negocios anual son la construcción (30%), el transporte (30%), la energía (29%) y el sector automovilístico (28%). Como consecuencia de las disrupciones causadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el sector de las TIC registró el mayor aumento de los retrasos en los pagos (de 12 días) alcanzando los 102 días. Aunque todos los sectores están expuestos a estos riesgos, aquellos sectores que entraron en la crisis en una posición más sólida, con una tesorería más fuerte, tienen más oportunidades de mantener su actividad.
De hecho, las empresas podrían encontrarse en una posición más débil que el año anterior para hacer frente al impacto del COVID-19: el 40% de los encuestados admite no haber utilizado ninguna herramienta de gestión del crédito para mitigar los riesgos de tesorería en 2019. Por su parte, sólo el 17% declara haber utilizado un seguro de crédito.