A raíz de la falta de oferta de automóviles 0 km en las concesionarias, se generó un aumento de la demanda de vehículos de segunda mano, a tal punto que hay cientos de modelos que son más caros en el mercado de usados que en las concesionarias. En algunos casos las diferencias superan los $ 300 mil por la falta de unidades nuevas.
Alejandro Lamas, secretario de la Cámara del Comercio Automotor (CCA), aseguró que “las grandes distorsiones comenzaron con la escasez de vehículos nuevos y terminarán cuando el abastecimiento vuelva a la normalidad”.
De acuerdo a la lista de precios publicada por la CCA, se pueden encontrar ejemplos de disparidades en todos los segmentos. Por ejemplo un Volkswagen Gol Trendline 0 km entrada de gama tiene un valor $ 2.500.000, mientras que un usado modelo 2021 se está pagando a $ 2.674.000. El Toyota Etios 1.5 6 MT figura en las listas de precios de las concesionarias a $ 2.205.000. Sin embargo, la escasez de oferta inclinó la balanza a favor de los “usados nuevos”. La misma versión, pero modelo 2021, se encuentra en el mercado de segunda mano a $ 2.669.000 (21% más caro que el 0 km). También un modelo 2020 se paga mejor que nuevo ($ 2.541.000).
Sucede lo mismo con las pick-up: una Toyota Hilux 4×2 6 M/T tiene un precio de $ 4.091.000 en las concesionarias, pero una versión 2021 cotiza a $ 4.543.000, casi medio millón de pesos más. En tanto, la misma Hilux pero modelo 2021 tiene un valor promedio de $ 4.327.000 en el mercado de usados.
La falta de automóviles 0 km es la falta de dólares y el cierre de las importaciones por parte del Gobierno nacional. En este sentido, las principales marcas tienen una balanza a favor porque exportan más de lo que importan y tienen mayor disponibilidad de autos para vender. Según publicó Clarín, la realidad es que los autos llegan a cuentagotas y, en general, los compradores de 0 km deben esperar entre tres y seis meses para recibir su vehículo.
El factor impositivo
Si el aumento de los usados por encima de los valores de los 0 km se atribuye casi en su totalidad a los faltantes, hay algunos vehículos en particular que sufren distorsiones de precios por la incidencia del impuesto a los bienes de lujo.
De acuerdo a lo que expresó Alejandro Lamas, secretario de la Cámara del Comercio Automotor (CCA), algunas marcas fuerzan el precio de esa primera transacción para evitar que el auto pague el impuesto y su valor de mercado se dispare. Esa contención voluntaria por parte de las automotrices contribuye a que las diferencias de precios con los usados se amplíen en algunos casos.