Transcurrido el primer trimestre de 2018 y próximos a la renovación de los programas de reaseguros, los operadores se muestran expectantes frente al futuro inmediato de la rama caución.- La expectativa se dirime en la balanza de dos platos. El peso positivo se sustenta en las señales de reactivación económica de algunos sectores y el deseo que esos sectores conformen la demanda en garantías que estimulen el volumen de negocios; y el contrapeso negativo lo conforman algunas incógnitas sobre la normativa que regula las garantías de esos sectores, los temores que estas condicionen el volumen de la demanda y consecuentemente no sea suficiente para satisfacer las expectativas de la creciente cantidad de operadores que hay en nuestro mercado.
Históricamente el sector fue estimulado por las políticas de contrataciones públicas, luego las exigencias aduaneras y finalmente los contratos privados. En estos últimos años debemos incorporar también a las cauciones ambientales ya que en 10 años de vigencia, el sostenimiento y perfeccionamiento de este instrumento por los distintos gobiernos, lo ratifican como una herramienta dentro de la política de Estado en esta materia.
Al cierre del ejercicio Diciembre 2017, se observa que el mercado de fianzas sigue creciendo, sosteniendo la tendencia observada al cierre anual de Junio. Según datos oficiales, el comparativo interanual del reciente periodo refleja un incremento de casi 33% en primas, lo cual aún tomando la incidencia del índice inflacionario del 25%, confirmamos el crecimiento técnico real. Podrá decirse que este proceso es usual en años electorales como el precedente, pero el sector confía en las noticias que apuntan a que la construcción pública y privada seguirá siendo uno de los motores económicos, sino el mas importante, y que consecuentemente el crecimiento podría sostenerse.
Debemos analizar detenidamente esa afirmación y advertir cuestiones que podrían condicionar sensiblemente la misma.
El primer trimestre de 2018 ha habido una significativa desaceleración de licitaciones públicas y por ende en los volúmenes negociados. Así lo refleja un trabajo de Gómez Nieto Consultores en el último número de su habitual Informe Construar, sobre la base de la website ObraPublica.com que recopila todas las licitaciones del país a nivel nacional, provincial y municipal.
Comparando enero-marzo del año 2018 ($ 42.041 mill.) con el mismo período del año 2017 ($ 58.568 mill.) se refleja una baja del 28% en los volúmenes contractuales licitados. Y, además, los analistas registraron durante el último mes, la convocatoria a 393 licitaciones, un promedio de 19 licitaciones por cada día hábil; contra 865 licitaciones en Marzo 2017, un 48% menos.
El dato es relevante por cuanto es un indicador de la evolución de contratos públicos que demandan seguros de caución y que podrían suponer una desaceleración en la demanda de los mismos a futuro.
Sin embargo, funcionarios de gobierno sostienen que la nueva modalidad contractual del Estado a través de los contratos de Participación Público Privada (PPP) suplirán esa diferencia de volumen de obras, y que la misma se incrementará comparativamente. El argumento es válido; pero hay dos cuestiones a evaluar y por las que ello no necesariamente podría traducirse en una demanda de seguros de caución, al menos en las condiciones que conocemos.
En primer lugar, los pliegos licitatorios para los proyectos PPP regulan la exigencia de garantías al contratista de una forma novedosa y en desmedro del seguro de 2 “El sector confía en que la construcción pública y privada seguirá siendo uno de los motores económicos, pero advierto cuestiones que condicionan esa afirmación” caución. El Estado acepta tanto instrumentos a primer requerimiento, como al seguro de caución que es una garantía condicional. Y por ello regula que la contraprestación garantizada por el Estado al Contratista por la inversión realizada variara según el tipo de garantía que este haya presentado, dando certidumbre a los Títulos de Pago por Inversión cuando sean instrumentos a primer requerimiento y sujetando a eventualidades cuando son condicionales, o sea, seguros de caución. Debemos presumir por ende, que existiendo una ingeniería financiera y respaldo de financistas detrás de cada oferente, el seguro de caución no sea favorecido en esta modalidad.
En segundo lugar, al igual que sucedió en su momento con las Concesiones y/o Privatizaciones de Servicios Públicos, el mayor volumen de fianzas en estos proyectos PPP vendrían de la mano de los sub-contratos por tercerización de obras y servicios. La pregunta que queda abierta es que tipo de cláusula será exigida en esta modalidad, pues, si el contratista busca un correlato con la garantía inicial otorgada al Estado, es probable que exija fianzas a primer requerimiento. Habiendo habilitado el nuevo código civil y comercial esta cláusula para los seguros, solo basta que la Superintendencia valide los tipos de caución con dicha condición al efecto para que nazca un nuevo tipo de riesgo y de negocio.
Abocándonos mas aún en el ámbito netamente privado, hay una distinción que hacer. En lo que refiere a coberturas de fianzas contractuales tradicionales, la demanda de este año vendrá por las inversiones sectoriales económicamente favorecidas, especialmente agro y energía. Pero el mayor volumen de negocios podría ser generado por el nuevo seguro de caución obligatorio para inversores inmobiliarios. Se trata de un nuevo seguro, que supone todo un desafío para las aseguradoras, ya que deberán satisfacer la demanda de un modelo de negocios complejo por la suscripción, por el seguimiento de riesgo que supone, y por la administración de cúmulos de sumas aseguradas en un contexto económico que aún busca certidumbre. Es fácil advertir que este nuevo segmento impulsaría significativamente el volumen de primas de todo el sector de la rama caución, pero se observa mucha cautela en los especialistas y en los reaseguradores, en especial a los factores citados.
Por último, y en capítulo aparte, debemos contar con lo que viene sucediendo en materia de Seguro Ambiental Obligatorio (SAO); como dije, es una herramienta que contribuye al desarrollo de una política de estado y cuya exigibilidad se ampliará según la adhesión de cada Provincia a la Ley Nacional. Una regulación reciente ha corregido los índices que determinan las sumas aseguradas, que se incrementarán y seguirán ajustándose acorde a la nueva normativa. Si bien es un tema que merece un tratamiento aparte, vale señalarlo dentro de uno de los tipos de riesgo que contribuirán al desarrollo del seguro de caución. La actual gestión de la cartera ambiental ha favorecido el incremento de operadores, que significó una mayor oferta a las empresas obligadas a dar esta garantía.
En conclusión, el cuadro de situación es novedoso, cargado de expectativas por la coyuntura actual, las nuevas regulaciones y nuevos tipos de contratación estatal.
En lo que a contratos públicos refiere, se observara una merma que consecuentemente afectara la demanda de la caución tradicional de obra pública. El volumen de obra pública, no obstante, se incrementará en el nuevo esquema de contrataciones del Estado (PPP); pero es probable que el seguro de caución no sea elegido para garantizar los mismos.
Sobre estos últimos, se generará un importante volumen de garantías por subcontratos, que dependerá de las condiciones exigidas para saber si la rama crece por las coberturas tradicionales o por la irrupción de la cláusula incondicional, lo cual supondría un nuevo negocio. En el ámbito privado, hay todo por hacer en relación al nuevo tipo de riesgo en Desarrollos Inmobiliarios.
El crecimiento del mercado es posible y depende hoy de múltiples factores, pero el crecimiento de cada operador dependerá de lo que cada uno haga en relación a esta coyuntura.
Argentina es, por lejos, el país con mayor volumen de aseguradoras habilitadas a operar cauciones; una década atrás 30 operadores y hoy 65. No habrá demanda suficiente en el mercado tradicional para alcanzar las metas de los operadores, aún los presupuestos mas conservadores.
Es un panorama diferente, cargado de novedades sensibles para el sector, y en donde se requiere una importante capacidad de adaptación. Tres elementos considero necesarios para ello; decisión, conocimientos y respaldo suficientes. Decisión empresaria sostenida en mediano y largo plazo de abordar los nuevos riesgos y/o de innovar en los ya conocidos.
Conocimientos propios o adquiridos, existentes o a desarrollar por los departamentos claves de cada aseguradora que implementen las decisiones. El aporte tecnológico será necesario y crucial.
Respaldo suficiente, tanto propio como de los reaseguradores para invertir y sostener estas iniciativas. La oferta de soporte ha sido abundante, y generosa en condiciones en el mercado tradicional, pero podría ser diferente el comportamiento ante las nuevas exigencias. En definitiva, quienes aborden la problemática con estos elementos serán quienes puedan dar respuesta a las demandas de los asegurados y lo que las normas obligan, y por ende quienes tengan mas probabilidades de alcanzar sus metas.-