“Yo no sé ser creativa», “Lo mío es otra cosa”. Las anteriores son frases que nos persiguen a diario, ya que mucha gente relaciona la creatividad con el arte. Pero la creatividad no es solo eso, puede ser aplicada en cualquier ámbito. Desde un cirujano, pasando por una ingeniera y hasta cualquier persona que quiere innovar en su cocina, puede ser creativa.
Está en el imaginario colectivo que quien diseña es una persona creativa y resuelve problemas de manera diferente, y que quienes estudiaron carreras relacionadas con las matemáticas y las ciencias sociales, no lo son. Pero todas las personas pueden ser creativas; solo se necesita cambiar de perspectiva. Para un/a diseñador/a UX, la posibilidad de encontrar soluciones EN SOLEDAD es inexistente. Si no tiene en cuenta a la persona usuaria no hay UX y, por ende, cualquier solución sería demasiado sesgada y no aplicaría al usuario final. Por esto, el trabajo colaborativo es una de las herramientas más fuertes que tiene un/a diseñador/a UX.
Normalmente, lograr que áreas que no están acostumbradas al trabajo creativo descubran que son capaces de ser creativas e innovar, no es tarea fácil. Pero aun así las/os diseñadoras/es UX innovan de varias formas para llevar el trabajo colaborativo en pos de la creatividad. Utilizando herramientas provenientes de metodologías ágiles, tales como empathy maps, creación de escenarios, análisis e identificación de insights; la clave es “aprender haciendo”, donde combinar el pensamiento y la acción tiene grandes ventajas
Una de ellas es la de trabajar colaborativamente y derribar el mito de “las personas no creativas”. Con las diferentes actividades buscamos ir “haciendo de a poco” y así los participantes comienzan a sentirse cómodos en la incertidumbre y son capaces de saltar a la acción, contrarrestando esa sensación de sentirse atascados porque están fuera de su zona de confort o por no tener el control. Otra gran ventaja que encontramos en este tipo de trabajo es la multiplicidad de voces. Las soluciones que surgen de sesiones de trabajo colaborativo son innovadoras y son adoptadas orgánicamente por los equipos, porque al ser parte de la creación de la solución, la sienten como propia y no como algo impuesto. “Pensar todxs juntxs, para pensar diferente”, de eso se trata la co-creación.
El contexto de trabajo remoto trajo desafíos a las/os diseñadoras/es; convertirse en los “gurúes del trabajo creativo y colaborativo” y asumir este rol de manera remota. Y aquí es donde el entorno lúdico puede llevar a que acción tras acción, las ideas vayan apareciendo y el concepto de creatividad se sienta real. El uso de recursos lúdicos permite convertir algo que puede resultar tedioso en agradable e incluso disfrutable, creando una mejor experiencia. También motiva a los participantes a la acción, ya que teniendo en mente los objetivos de cada actividad, se involucran en el progreso con el fin de alcanzar la meta planteada. Al trabajar en espacios colaborativos, se logra incrementar la confianza de los participantes en su capacidad creativa.
Las soluciones creadas entre todos producen ideas más robustas que aquellas a las que se llega de manera individual. Cada uno, desde su “pensar distinto”, aporta algo único y valorable a la solución. Además, se incrementa el sentido de pertenencia sobre este tipo de soluciones, evitando malestares a la hora de la implementación por parte de los equipos, ya que al haber estado involucrados en el desarrollo se sienten más comprometidos con los resultados y aumenta la confianza en el proyecto/ proceso en que están trabajando.