Columnistas

No vayas al supermercado con hambre

 Por Ing. Gabriel Mysler, Consultor especializado en Innovación para la industria de Seguros.-

No ir de compras al supermercado con el estómago vacío es siempre el consejo de un especialista. Lo aconsejan también los nutricionistas cuando vamos a una fiesta: nunca ir con hambre. ¿Por qué esto es cierto?

Hoy las neurociencias nos permiten explicar que se esconde debajo de este concepto. Los seres humanos tendríamos tres maneras de procesar la información: una racional, otra emocional y una tercera intuitiva. Las reacciones intuitivas son las más primitivas, las más “básicas” y por lo cual sus circuitos de acción y reacción son más rápidos. Los otros dos, el emocional y el racional, tienden a tener tiempos de respuesta más lentos.

El cerebro primitivo, el que maneja los reflejos involuntarios,  es el que busca nuestra supervivencia y la de nuestra especie, y por ello sabe que el error se paga caro.

El cerebro “Primitivo”  se realiza permanentemente tres preguntas:

¿Sirve para comer?

¿Me puede comer?

¿Me permite reproducirme?

Cuando vamos de compras con hambre, el instinto de supervivencia nos hará llenar el carrito con todo lo que veamos como tentador y estaremos “comiendo” con la vista, con la memoria y con el deseo. Llenaremos nuestra bolsa con cosas que jamás consumiremos, o que no podemos comer todas juntas, o que incluso superan nuestra capacidad de ingesta. El circuito “primitivo” puentea al razonamiento, nos obnubila y nos lleva a hacer cosas que si pudiéramos detenernos y razonar, seguramente no haríamos.

¿Qué hacemos con la innovación y la tecnología?

Si como empresa vamos de “compras” con necesidad o presión por innovar, seguramente terminaremos comprando tecnologías que o bien no necesitamos, o no están maduras, o no podemos aprovechar o no se enfocan en nuestros problemas, nuestras metas o nuestras necesidades estratégicas. Cuando el mercado, o nuestras estructuras internas nos presionan a innovar, actuamos muchas veces como lo haríamos con hambre en un supermercado, entramos en una carrera frenética por llenar el carrito de compras. Salir de compras, en especial cuando de tecnología se trata, debe ser un proceso planificado y ser encarado mirando los 360 grados de la empresa. No solo pensando en Marketing o en comunicación o en Imagen, o en eficiencia, o en la competencia o en nuestra experiencia, sino pensando en todo esto junto y más.

La tecnología es un medio, no un fin en sí mismo.  Necesitamos priorizar los cambios necesarios no solo mirando que hace  la competencia y las tendencias del mercado, sino mirando hacia adentro. Necesitamos saber quiénes somos y qué queremos ser. Conocer nuestra cultura organizacional y entender las dificultades que podremos enfrentar para elegir con más inteligencia los desafíos que encararemos en primer lugar.

Trabajamos con gente! La gente tiene miedos, dudas, sueños, expectativas y experiencias previas. Motivar para la innovación es tan importante como incorporar tecnologías innovadoras.

Si bien siempre hay lugar para improvisar y modificar sobre la marcha, es bueno ir al supermercado con una lista de compras preparada previamente.

Todo proceso exitoso comienza, como bien decían los Griegos, con un concepto siempre y sencillo que aplica  las personas y a las organizaciones: “Conócete a ti mismo!”

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