Europa Internacionales

La salida de Grecia del plan de rescate internacional

El regreso del crecimiento está lejos de eliminar el estigma de la crisis

Con su salida del plan de ayuda europeo, Grecia espera concluir con ocho años sucesivos de crisis. Por primera vez desde 2008, el PIB creció durante cuatro trimestres consecutivos. El crecimiento en 2017 alcanzó +1,4%, impulsado por la inversión y la demanda externa dinámica. Se prevé un nuevo crecimiento de +2% para 2018, a pesar de que la eurozona experimentará una ligera desaceleración. Los hogares y las empresas griegas anticipan estas mejoras económicas, como lo confirman las cifras del índice de gerentes de compras – PMI (Purchasing Manager’s Index) y el indicador de confianza elaborado por la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión Europea. El PMI registró un promedio de 54 puntos durante la primera mitad de 2018, con respecto al 2017, cuando cruzó el umbral de los 50 puntos (lo que indica una expansión económica).

Esta anhelada recuperación se produjo a costa de profundos ajustes fiscales y una severa devaluación interna que fue aún más marcada que en España y Portugal. Entre 2008 y 2015, Grecia perdió el 25% de su PIB, la inversión se contrajo en un 60% y la tasa de desempleo alcanzó el 28%. Algunos sectores, como el textil, los muebles y el cartón, vieron su valor agregado caer en más del 70%. En el lado corporativo, el volumen de negocios colapsó en un tercio y la tasa de inversión cayó casi un 49%. Las microempresas y las pymes, que emplean a más del 60% de la fuerza laboral, fueron las más vulnerables y alrededor de 250.000 pymes quebraron durante el período.

Las insolvencias empresariales siguen siendo un problema subestimado. La información disponible no tiene en cuenta los procedimientos previos a la insolvencia comúnmente utilizados y el proceso judicial de liquidación es lento. Estas ineficiencias están alentando la subsistencia de las compañías “zombies”, que son insolventes e improductivas, de las cuales, Grecia cuenta con la mayor cantidad dentro de la OCDE.

Por lo tanto, el riesgo de incumplimiento corporativo está pesando sobre la rentabilidad de los bancos. A pesar de su recapitalización en 2015, los bancos griegos siguen registrando altas tasas de préstamos morosos.

Las empresas griegas son más competitivas y orientadas a la exportación

La consolidación fiscal y la devaluación interna han ayudado a reducir los déficits gemelos que causaron la crisis. Las cuentas públicas han estado registrando superávits primarios desde 2016 y la cuenta corriente ha estado en equilibrio desde 2015. La credibilidad fiscal y financiera se ha restablecido y las incertidumbres se han reducido considerablemente, permitiendo al país regresar al mercado internacional de deuda.

También ha habido mejoras significativas en el aspecto corporativo. La contracción en los niveles salariales ha ayudado a mejorar la competitividad de costos del país frente a sus socios europeos, aportando un nuevo dinamismo a las exportaciones, que crecieron un 27% entre 2008 y 2017. Esto ha sido particularmente beneficioso para las medianas y grandes empresas en ciertas industrias manufactureras, como refinación de petróleo y productos farmacéuticos.

Una de las señales de una recuperación sostenida ha sido la tasa de margen de las empresas griegas, que ha ido mejorado desde el segundo trimestre de 2016 y se encuentra por arriba del promedio europeo. Mientras que la débil demanda interna actualmente está limitando el ritmo de la recuperación, 2019 debería ver una rápida mejora en los ratios de rentabilidad corporativa y una aceleración en las inversiones.

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